Castillo de sádaba (Zaragoza). Sep. a nov. de 2009
“Catastrofia”, es la expresión que utilizó un camarero griego, para explicarnos el porqué de los palitos clavados en las macetas del restaurante.”¡Los gatos, señora por favor, una catastrofia¡¡”
Vivimos rodeados de personas, situaciones, costumbres, residuos históricos, que, como auténticas catastrofias, nos obligan a adoptar posturas, remedios, que minimicen su impacto en nuestra salud medioambiental.
Las esculturas que conforman esta exposición tienen en común, por un lado la materia prima empleada: restos, desechos, hallazgos...basuras.Por otro, el que todas ellas parten de un posicionamiento vital que necesita una revisión individual o por parte de la colectividad.
De la misma forma que la basura ha de ser separada, clasificada para reconocerla y poderla reciclar o en su caso destruir, estas catastrofias vitales tienen que ser nombradas, aisladas, para que puedan ser revisadas y en su caso, erradicadas.
En uno y otro caso la basura deviene en estímulo creativo que nos incita a hurgar en lo que Benedetti llamaría “nuestra hez contemporánea”, bazofias honorables, o no, de esta tierra.